Cambiar los sistemas que mantienen a la gente en la pobreza
significa cambiar una seria de elementos, más que cambiar
sólo uno o dos hechos aislados. Por ejemplo, un desempleado
no tiene dinero. La falta de dinero significa que no hay ropa o
alimentos para los niños. Los niños hambrientos tienen malas
calificaciones en la escuela. La enseñanza deficiente significa
que no encontrarán un buen empleo, lo que a fin de cuentas
los llevará a donde empezaron: sin dinero para comprar
alimentos. Cambiar este sistema requiere cambios de
actitudes atacando la raíz de los problemas.