Uno de los efectos trágicos del SIDA es el creciente
número de huérfanos y niños vulnerables. Más de 15
millones de menores de 17 años han perdido a uno o a
sus dos padres, muertos por la enfermedad. Los
sobrevivientes se enfrentan a la pérdida de los ingresos
familiares, la carga del cuidado de sus hermanos
menores y la obligación de abandonar la escuela con el
fin de ganar dinero para los miembros de la familia. Las
Hijas de la Caridad, la Comunidad de San Egidio y el
Catholic Relief Service ayudan a los niños abandonados
a su suerte.