Sor Enrichetta Alfieri (1891-1951), de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida, trabajó en la pastoral de prisiones de la ciudad. La prisión de San Víctor en Milán se convirtió en su hogar, el lugar que más amaba. Solía decir: “La caridad es un fuego que gusta de expandirse mientras arde; yo sufriré, trabajaré y oraré para atraer almas a Jesús”. Fue arrestada durante la Segunda Guerra Mundial porque ayudó a los prisioneros víctimas de la violencia nazi-fascista.